sábado, 16 de marzo de 2019

La identidad de género en la elección de carreras universitarias


Actualmente el género es un factor determinante en la elección vocacional y en a decisión de qué estudios de carácter superior realizar. En líneas generales el número de mujeres que estudian carreras universitarias supera al número de hombres. Sin embargo, estas tienen poca presencia en los denominados estudios de STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics) y un porcentaje muy elevado en los estudios relacionados con la enseñanza y la salud, pues el porcentaje en las carreras relacionadas con dichas ramas son rondan el 60-70% y en los estudios de STEM baja hasta cifras cercanas al 25%. Esta tendencia es algo que también se repite en los estudios de máster y en los programas doctorales.

Es más, según Kiko Llaneras, "las mujeres consiguen el 59% de todos los títulos universitarios en nuestro país, pero representan solo el 32% de los titulados en ingeniería y apenas el 21% de todos los titulados en informática”. Este mismo lo podemos observar en el siguiente grafico de barras.


A continuación, observaremos un breve video sobre las diferentes razones que provocan esta diferenciación en la elección de carreras por el gran peso que tiene el proceso de socialización y sus múltiples influencias sobre las personas.


De este modo, la elección de la carrera universitaria inevitablemente se encuentra influenciada por los estereotipos de género. Estos son creencias sobre las características que presentan “típicamente” los hombres y las mujeres por el simple hecho de serlo en una determinada sociedad. De este modo, las sociedades establecen una serie de roles diferenciados según el género al que se pertenezca. 

MEDIDAS QUE REDUZCAN LAS DECISIONES VOCACIONALES SEGÚN EL GÉNERO

Es necesario reflexionar sobre los motivos que llevan a los jóvenes a elegir una rama u otra y de qué manera afecta el género en sus decisiones vocacionales. De ahí la importancia de diseñar las directrices a seguir para reducir dicha diferencia de porcentajes. Para ello algunas medidas que se podrían tomar y resultarían interesantes son las siguientes:

1. Socialización basada en la igualdad de oportunidades, reestructurando roles, para lo cual sería conveniente la presencia de más referentes femeninos en las enseñanzas técnicas.

2. Políticas socioeducativas que promuevan la conciliación de la vida personal y profesional y que aboguen por eliminar las discriminaciones laborales, como pude ser el conocido ‘techo de cristal’.

3. Apostar por una orientación vocacional más temprana, iniciándose desde los primeros contactos con el mundo educativo a modo de guiar a los alumnos en su propio autoconocimiento, valores y normas sociales basadas en la igualdad, interacción con el medio, para romper con las barreras que vienen impuestas por los estereotipos de género. En definitiva, promover una madurez vocacional para poder llevar a cabo una toma de decisiones meditada y que sirva de base para el éxito y la realización personal y laboral.

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